Notas para un Bio-Currículum
Pedro Déniz
1964
Nací el primer día de agosto a las doce del mediodía. Soy hijo de Isidro Déniz, lechero, peón-albañil, campesino y surrealista, su hobby era ayudar a sus amigos. Sólo a él se le podía ocurrir que detrás del cielo existía un muro de ladrillos. Muchos años después descubrí a Magritte, me resultó muy familiar. Pilar Acosta, mi madre, extraordinaria señora que trabajó en el servicio doméstico para ganarse el pan. Su pasión es bailar.
Mis abuelos eran campesinos. En mi memoria aún perdura el sabor a queso de cabra fresco que hacía mi abuela paterna Isabel. A mi abuelo materno Luis le llamaban “Palmero”, apodo heredado de su abuelo -mi tatarabuelo-, de oficio podador de palmas. Sólo conservo de él una imagen, sentado en su silla vestido con un camisón y con una vara de acebuche que habla por sí sola.
Mi abuelo era portuario y pintor de brocha gorda. Es extraño, pues por algún motivo la familia decidió que debía ser yo quien guardase el cucharón con el que batía los cacharros de cal viva para pintar; aún lo conservo. Mi abuela Francisca era una mujer de gran sabiduría y una gran cocinera, una campesina de posguerra que no despreciaba nada que pudiera ser de utilidad: botellas de cristal para cualquier uso, telas para las traperas, trocitos de madera, y así, infinidad de artilugios que siempre tenían su utilidad. Recuerdo con cariño que guardaba la suela de goma de las alpargatas para mandárselas a su hermana y que pudiera usarlas como mecha para encender el hogar. Ella era pura creatividad de supervivencia. Recordándola, aprendí los múltiples usos de los objetos, a reutilizarlos y darles nuevas vidas, a sentirlos de otra manera. Por eso Duchamp para mí fue como un miembro más de la familia.
1964 - 1979
Pasé la infancia en un entorno rural entre Santa Brígida, Tafira Baja y San Andrés (El Hierro). Creo que este lugar contribuyó enormemente a modelar mi carácter solidario. Desde mi niñez comprendí la importancia de los valores de la sociabilidad y la colaboración. Estos han sido cruciales en el desarrollo de mi obra. Ayudar a arreglar un coche, reconvirtiendo y adaptando piezas ajenas, al mismo tiempo ha contribuido en la forma que tengo de aproximarme al arte y sobre todo, a interrelacionar los objetos y concebir mis piezas de forma desprejuiciada.
Me persiguen pensamientos de la niñez que me acompañan a la hora de trabajar. Me veo jugando con barro de la acequia, al tiempo que construía juguetes con caña, barro y latas de sardina vacías enzarzándolas con verguillas. Mi tío Miguel es una figura importante en estos recuerdos que enlazan mi presente con la niñez. Miguel me enseñó a hacer una pistola de caña, que expulsaba un pequeño proyectil. Cuarenta años después encontré un juguete idéntico en una feria de artesanía y me di cuenta de que aquel recuerdo no era fruto de mi imaginación. Lo guardo en casa junto a otros porque sé que va a ser reutilizado en alguna de mis piezas. Con todos estos objetos construyo un depósito de la memoria que me alimenta e interacciona, no sólo con las obras del presente sino también con aquellas que se irán realizando. He construido un universo, “otro” que conecta mi infancia con los famosos “coches de hora”, que pasaban por la carretera al borde del barranco, o con las lecheras metálicas almacenadas al borde del camino por mi padre. El movimiento, la acumulación y el equilibrio han sido importantes en mis trabajos performáticos, objetuales y videográficos. El recuerdo de mi padre subiendo el agua a casa con los brazos extendidos, haciendo equilibrio con el agua, me inspiró la performance Welcome3- dignidad, que realicé en México. Otra de mis performances me trae el recuerdo de Pilar, mi madre, cuando subía la ropa en la cabeza desde la acequia al hogar, después de lavarla. Años después vi esa imagen en África. Mujeres en Marruecos, Malí y Senegal llevaban objetos en la cabeza igual que mi madre. Un extraño sentimiento de familiaridad me embriagó el corazón. La imagen era tan potente que se entrelazaba en el tiempo y en el espacio, tuve la necesidad de preguntarle a mi madre si era real o fruto de mi imaginación. En la performance Out Of, utilizo la técnica usada por ella de coger un trapo y hacer un comodín para apoyar un televisor en la cabeza al tiempo que camino.
Mis primeras inquietudes y habilidades artísticas se manifiestan desde muy pequeño. Siempre estaba jugando, garabateando o dibujando donde me encontrara con un trozo de suela de goma, un trozo de caña quemada, lápices, etc. Un día prendí fuego a unas flores de plástico con el fin de tiznar la pared de la cocina. Despedían un hollín denso que se quedaba pegado a la pared -eran flores pequeñas que mi madre tenía puestas a un santo- el santo quedó triste y apagado, la pared con manchitas discontinuas y curvas sinuosas. No quiero acordarme de la bronca, tenía unos diez años. Me realizaron múltiples tests de inteligencia y electroescáner para ver si era “normal”. Yo era muy inquieto y a mis padres le preocupaba mi manera de jugar. Los juguetes para mí eran un material sugerente para explorar, desarmarlos y reconstruirlos o realizar otro, aquello era mi diversión. En fin, no sé cuáles fueron los resultados de aquellas pruebas, sólo recuerdo mucho calor y ventosas en la cabeza, que me provocaban mucho picor.
Me regalaron mi primera bicicleta un día de Reyes. A la semana siguiente la bicicleta era irreconocible, pues la había modificado completamente. Recuerdo sentir una fascinación extrema por los “Papagüevos” (gigantes y cabezudos), me producían miedo y pasión a la vez. Realicé mi primer disfraz de “papagüevo” con un tambor de detergente Colón vacío. Otra de mis aficiones era realizar cometas con papel de periódico, y si conseguía papel de colores era una fiesta. Las fabricaba con cañas, hilo carreto, engrudo de harina o papa, y con restos de tela que pacientemente me cortaba mi abuela Francisca, realizaba las colas y las templaderas de la cometa. Otro recuerdo de mi infancia son los juegos con los amigos tras la película en blanco y negro del sábado por la tarde. Podíamos ser El Zorro, Tarzán o El Santo, pertrechados con espadas o capas. Construíamos carromatos con madera y cojinetes para luego lanzarnos sin protección alguna por las cuestas del barrio. Raspones, quemaduras y múltiples marcas, que aún conservo en mi cabeza, dan fe de nuestra inocencia temeraria.
El amor a los caballos que siempre me ha acompañado fue estimulado cuando mi primo Domingo, jockey por aquel entonces, me invita al picadero de Enrique, un andaluz muy simpático y divertido. Durante un tiempo acudí por allí a ayudar con los animales y dejar que mi imaginación volara. No fue hasta los años noventa cuando me reencontré con este extraordinario universo de los caballos […]
1979-1985
Fueron años de formación y trabajo; repartidor de pan, aprendiz de mecánico-chapista; ayudaba a transportar electrodomésticos, cursé 1º de Automoción de Formación Profesional. Junto a mi querido amigo Alfredo Sánchez Fleitas (el Pelú) llevé a cabo lo que años más tarde reconozco como mi primera acción Romper. Teníamos un universo muy parecido y nos interesaban muchísimo el arte y la música, realizábamos artesanías, ilustraciones inventadas; entre otros objetos para vender por los rastrillos y sacar algunos duros. Con todo esto y una beca pude conseguir terminar mis estudios. Los profesores Santiago Alemán y Chelín Reinos fueron un gran estímulo para continuar en ellos. Fueron los años igualmente de “la puta mili”. 1985 fue mi primera salida a Madrid, básicamente para ver la Feria de ARCO, todo un festín de sensaciones para mí en aquel momento.
Termino mis estudios en 1987 graduándome en la EAAOA (Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos) como Maestro de Taller en Dibujo Publicitario.
1988-93
Estos años fueron fundamentales junto a Lina Auyanet, mi compañera por más de veinticinco años, y sus hijos Himar y Jordán -que, con roce y corazón son como propios con los que decidimos marchar a Marruecos a vivir y trabajar. Allí descubrimos un mundo y una cultura totalmente diferentes, una experiencia fuerte y enriquecedora desde todos los ángulos. Es en Tánger donde entro en contacto de la mano de Mohamed Choucri con Paul Bowles, y Sonsoles Vallina me conecta con Antonio Fuentes, un singular y maravilloso artista que coincidió con Picasso en su juventud en París, todo un referente del Tánger internacional. Conozco a Juan Goytisolo, muy interesado por Antonio y Choucri y sus universos creativos. Juan Echegoyen, Manolo Marín, Ángel Rubio, Najib Ouardighi, Cristóbal Ramírez, Abdelmjid El Oddi, Rhimo, El Khalil El Ghrib, Mustafa Akalay, Toni Catani, Amina El Oddi, Enma Pérez, Carmen Martínez y Guillermo Perales, fueron los principales garantes de contribuir a las múltiples percepciones y esencias del “otro” sin prejuicios. Compartí el estudio con Mounir Fatmi, con el que trabajo mano a mano en varios proyectos expositivos y de vídeo. Fueron años muy creativos, frenéticos y de experimentación. Por aquel entonces también participé en varias películas y documentales como figurante o protagonista, (El cielo protector de Bernardo Bertolucci o Avec Matisse a Tanger de Moumen Smihi). Mi curiosidad me enlaza con Joria Akalay, diseñadora de moda, con la que colaboré en varias propuestas para complementos de sombreros marroquíes. Me asocio a Najib Ouardiguy, con el que desarrollé diversas actividades de diseño gráfico y decoración hasta mi retorno a las Islas Canarias. Con Lina y los chicos realicé multitud de viajes por media Europa y todo Marruecos en furgoneta. En uno de ellos llegamos al corazón del Atlas y tuve la oportunidad conocer a Miguel de la Quadra-Salcedo en medio de las Bodas del Atlas en Imilchil. Su modo de trabajar ha influido en mis trabajos vídeo-gráficos. En Austria descubro el trabajo de Joseph Beuys, uno de mis grandes referentes junto a Marcel Broodthaers y el Movimiento Fluxus, del que pude tener una perspectiva extraordinaria en La Bienal de Venecia de 1988. La suma de estas experiencias marcó decisivamente mi manera de percibir el arte y la performance.
En 1989 Lina y yo realizamos un viaje en furgoneta durante dos meses por Italia, Francia, Austria, Suiza y Alemania, atravesamos la Selva Negra y descubrimos sus lagos, una imagen totalmente nueva para nosotros, Nos quedamos unos días en Múnich, intentando comprender la reconstrucción total de una ciudad devastada por la Segunda Guerra Mundial; fue algo impactante para mí. Meses después, en noviembre, caía el Muro de Berlín. No logré pisar esta ciudad hasta mediados de 2009, me motivaba poder visitar el museo de las personas que inventaron todo tipo de artilugios y estrategias para sortear el muro. Se me encogió el corazón al ver por primera vez un campo de concentración. Quedarme en el barrio Turco fue toda una experiencia sensitiva. Al despertar en casa de unos amigos en este barrio la primera noche de llegar a Berlín, estaba desorientado, no sabía en qué ciudad me encontraba, el aroma era como el de Tánger pero me olía a México. Pensé que era Suiza, pero estaba en Alemania. Por la ventana un árbol mecía sus ramas y esta imagen me ayudó a regresar a la realidad.
1990
Un acontecimiento bélico marcará mi trabajo durante mucho tiempo: la Guerra del Golfo, dando pie a la reflexión sobre la comunicación interpersonal y los medios de comunicación. Comienza así el germen del proyecto La Puente con los primeros trabajos de A la deriva. Trabajo en paralelo con el artista Mounir Fatmi en la vídeo-acción Fragile Comunication y algunas micro acciones de carácter experimental como Decepción. Al hilo de esta idea desarrollo una de mis primeras acciones en 1991, Encender la llama, realizada en colaboración con Lina Auyanet en el Centro Cultural Español de Tánger. Junto a Yousef Perales comienzo a construir mi experiencia fotográfica y armamos la exposición Luz.
Durante estos años participo en varias exposiciones colectivas como Petits Formats con Hilo de Comunicación, instalación realizada con Mounir Fatmi en la Galería Tanjah Flandria.
Otras acciones de esos años son Casablanca-Tánger y Fragmento de un asesinato premeditado, ambas con carácter experimental.
1993
Regreso a Canarias y comienzo a trabajar de amarrador del Puerto de la Luz en Las Palmas de Gran Canaria. Esta actividad me permitía estar muchas horas cerca del mar y descubrir otras culturas. Poco a poco y entre grafitis que dejaban los marineros en las paredes de los muelles, el olor a combustible, el sonido de los cables de acero y nailon al tensarse, la maquinaria pesada, los tatuajes, el argot portuario y las palabras en multitud de idiomas, fue tomando sentido la idea de lanzar botellas como un naúfrago. Lanzamiento masivo de botellas que se materializaría años más tarde. No paraba de tomar notas; la mar podía ser una posibilidad de reconexión mediática y respuesta a un sentimiento […]
[…] 2011 fue el año en el que terminan mi tatuaje. Necesité casi tres años y tres sesiones para definirlo. Lo planteé con carácter abierto y poder seguir incorporando elementos que fueran narrando mi nueva piel.
El camino continúa. En tránsito…
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Notes for a Bio-Currículum
Pedro Déniz
1964
I was born the first day of August, at twelve noon. I am the son of Isidro Déniz, milkman, bricklayer, peasant and surrealist, his hobby was to help his friends. It could occur to him only that there was a brick wall behind the sky. Many years later I discovered Magritte, it turned out to be very familiar to me. Pilar Acosta, my mother, an extraordinary lady who was employed at the domestic service to make a living. Her passion is dancing.
My grandparents were peasants. In my memory still lingers the flavour of fresh goat cheese that my paternal grandmother Isabel did. My maternal grandfather Luis called “Palmero”, nickname inherited from his grandfather, my great-great-grandfather, he was a pruner of palm trees. I retained only an image of him, sitting on its chair dressed in a nightgown and with a stick of wild olive tree which speaks for itself.
My grandfather was a docker and house painter. It is strange, because for some reason the family decided that it should be I who keep the ladle for beating the pots of quicklime to paint; I still keep it. My grandmother Francisca was a woman of great wisdom and a great cook, a peasant woman from postwar that did not scorn anything that might be useful: glass bottles for any use, pieces of cloth to make household linen, wooden bits, and so, countless gadgets that always had their usefulness. I remember fondly that she kept the rubber sole of the sandals in order to send them to her sister and that she could use them as wick to light the hearth. She was pure creativity of survival. Recalling it, I learned the multiple uses of objects, to reuse them and give them new lives, to feel them in another way. That's why Duchamp for me was like one more member of the family.
1964 - 1979
I spent my childhood in a rural setting between Santa Brígida, Tafira Baja and San Andres (El Hierro). I think that these places have contributed greatly to shape my solidary character. Since my childhood, I understood the importance of the values of sociability and collaboration. These have been crucial in the development of my work. Help fix a car, converting and adapting parts from others, at the same time has contributed to the way I approach art and, especially, to interrelate the objects and conceive my pieces in an unprejudiced way.
I am chased by thoughts of my childhood that accompany me at the time of working. I see myself playing with mud of the irrigation ditch, while building toys with cane, mud and empty sardine cans attached with fine wire. My uncle Miguel is an important figure in these memories that connect my present with my childhood. Miguel taught me how to make a gun of cane, which expelled a small projectile. Forty years later I found an identical toy in a craft fair, and I realized that this memory was not the fruit of my imagination. i keep it at home along with others because I know that it will be reused in some of my pieces. With all these objects I build a storehouse of memories that feeds me and interacts, not only with the works of the present but also with those that will be made. I have built one universe, “other” that connects my childhood with the famous “coches de hora”**, which passed through the road to the edge of the ravine, or with the metal containers of milk stored at the side of the road by my father. Movement, accumulation and balance have been important in my performative, object-based and video works. The memory of my father bringing the water to the house with his arms outstretched, making balance with the water, inspired my performance Welcome - dignity, that i performed in Mexico.
Another of my performances brings back the memory of Pilar, my mother, when she raised the clothes in the head from the irrigation ditch to the home, after washing them. Years later I saw that image in Africa. Women in Morocco, Mali and Senegal had objects in the head just like my mother. A strange feeling of familiarity intoxicated my heart. The image was so powerful that intertwined in time and space, I had the need to ask my mother if it was real or my imagination. In the performance Out Of, I use the technique used by her of taking a rag and doing a wildcard to support a television in the head while I walk.
My first concerns and artistic skills are manifested from an early age. I was always playing, scribbling or drawing where I found a piece of rubber sole, a piece of burnt cane, pencils, etc. One day I set fire to a plastic flower in order to smudge the kitchen wall. They gave off a dense soot that was glued to the wall-they were small flowers which my mother had placed a saint — the saint was sad and subdued, the wall with sinuous curves and dashed spots. I do not want to remember the row, I was about ten. I had multiple tests of intelligence and electro-scanning to see if I was "normal". I was very restless and my parents worried about my way of playing. The toys for me were a suggestive material to explore, disarm and rebuilt or make another, that was my fun. Anyway, I do not know what were the results of those tests, I only remember a lot of heat and suction cups on the head, that caused me much itching.
They gave me my first bike a day of “Reyes”***. A week later the bike was unrecognisable, for it had completely changed. I remember feeling an extreme fascination with "papagüevos"****, they produced fear and passion at the same time. I made my first costume of “papagüevo" with an empty drum of detergent Columbus.
Another of my hobbies was to make kites with newspaper, and if I got coloured paper was a party. I made them with canes, thread, paste of flour or potato, and with remnants of fabric that my grandmother Francisca patiently cut, made the tails and decorations of the kite. Another memory of my childhood is the games with friends after the black and white film on Saturday afternoon. We could be Zorro, Tarzan or The Holy armed with swords or layers. We built wagons with wood and bearings to then launch us without any protection by the slopes of the neighbourhood. Scrapes, burns and multiple marks, which I still have in my head, attest to our reckless innocence. The love of horses that has always accompanied me was stimulated when my cousin Domingo, jockey at the time, invited me to the stables of Enrique, a very friendly and fun Andalusian. For a while I went out there to help with the animals and let my imagination fly. It was not until the nineties when I met again with this extraordinary universe of horses […]
1979-1985
They were years of training and work; distributor of bread, an apprentice of mechanic — sheet metal worker; helped transport domestic appliances, I studied 1st of Motoring of Professional training. Together with my dear friend Alfredo Sanchez Fleitas (the Pelu) I conducted what years later I recognised as my first Romper action. We had a very similar universe and we were very much interested in art and music, we made crafts, invented illustrations; among other items to sell in the flea markets and get some money. With all this and a scholarship I could get to finish my studies. The teachers Santiago Alemán and Chelín Reinos were a great encouragement to continue in them.
They were also the years of “the bitch army service”. 1985 was my first trip to Madrid, mainly to see the ARCO fair, a feast of sensations for me at that time.
I finish my studies in 1987 graduating in EAAOA (School of Arts and Crafts) as Workshop Teacher in Advertising Drawing.
1988-93
These years were fundamental with Lina Auyanet, my partner for over twenty-five years and her children Himar and Jordan which, with the affection and bond are like my own and with whom we decided to go to Morocco to live and work. There we discover a completely different world and culture, an intense and enriching experience from every angle. It is in Tangier where I come in contact through Mohamed Choucri with Paul Bowles, and Sonsoles Vallina connects me to Antonio Fuentes, a unique and wonderful artist who coincided with Picasso in his youth in Paris, all a reference point for the international Tangier. I meet Juan Goytisolo, very interested by Antonio and Choucri and his creative universes. Juan Echegoyen, Manolo Marín, Ángel Rubio, Najib Ouardighi, Cristóbal Ramírez, Abdelmjid El Oddi, Rhimo, El Khalil El Ghrib, Mustafa Akalay , Toni Catani, Amina El Oddi, Enma Pérez, Carmen Martínez y Guillermo Perales, were the main guarantors of contributing to the multiple perceptions and essences of the "other" without prejudice. I shared the studio with Mounir Fatmi, with whom I worked closely on several exhibition and video projects. They were very creative, frenetic and experimental years. At that time I also participated in several films and documentaries as figurant or protagonist (The Sheltering Sky by Bernardo Bertolucci or Avec Matisse to Tangier by Moumen Smihi). My curiosity connects me with Joria Akalay, fashion designer, with whom I collaborated in several proposals for complements of Moroccan hats. I partnered with Najib Ouardiguy, with whom I developed various activities of graphic design and decoration until my return to the Canary Islands. With Lina and the boys, I made many trips through half of Europe and throughout Morocco in van. In one of them we got to the heart of the Atlas and I had the opportunity to meet Miguel de la Quadra-Salcedo in the middle of the Weddings of the Atlas in Imilchil. His way of working has influenced my video-graphics work. In Austria I discover the work of Joseph Beuys, one of my great references together with Marcel Broodthaers and the Fluxus movement, of which I could have an extraordinary perspective in the 1988 Venice Biennale. The sum of these experiences decisively marked my way of perceiving art and performance.
In 1989 Lina and I made a trip in van for two months in Italy, France, Austria, Switzerland and Germany, crossed the Black Forest and discover its lakes, an entirely new image for us, we were a few days in Munich, trying to understand the total reconstruction of a city devastated by World War II; it was somewhat shocking to me. Months later, in November, the Berlin Wall fell. I did not get to tread on this city until mid-2009, it motivated me to visit the museum of the people who invented all sorts of gadgets and strategies to overcome the wall. My heart sank to see for the first time a concentration camp. Stay in the Turkish quarter was a whole sensory experience. At waking up in a friend's house in this neighbourhood the first night of arriving in Berlin, I was disoriented, I did not know what city I was in, the aroma was like that of Tangier but to me smelled of Mexico. I thought it was Switzerland, but I was in Germany. Through the window a tree was swaying its branches and this helped me back to reality. .
1990
A war event will mark my work for a long time: the Gulf war, giving rise to reflection on the interpersonal communication and the mass media. Thus begins the germ of the La Puente project with the early work of A la deriva. Work in parallel with the artist Mounir Fatmi in the video-accion Fragile Comunication and some micro actions of an experimental nature as Decepción. In line with this idea, I develop one of my first actions in 1991, Encender la llama, made in collaboration with Lina Auyanet at the Spanish Cultural Center in Tangier. Along with Yousef Perales I start to build my photographic experience and we put together the exhibition Luz.
During these years, I participated in several collective exhibitions as Petits Formats with Hilo de Comunicación, installation done with Mounir Fatmi in the Gallery Tanjah Flandria.
Other actions of those years are Casablanca-Tánger and Fragmento de un asesinato premeditado, both on an experimental basis.
1993
I return to the Canaries and start working as stevedore of the Puerto de la Luz in Las Palmas de Gran Canaria. This activity allowed me to spend hours near the sea and discover other cultures. Slowly and among the sailors who left graffiti on the walls of the docks, the smell of fuel, the sound of steel cables and nylon tensed, heavy machinery, tattoos, port slang and words in many languages, was taking sense the idea of throwing bottles as a castaway. The massive release of bottles that will materialise years later. I kept taking notes; the sea could be a possibility of media reconnection and response to a feeling […]
[…] 2011 was the year in which they finish my tattoo. It took almost three years and three sessions to define it. I stated it with openness and continued incorporating elements that were narrating the story of my new skin.
The road continues. In transit…
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